Una vez estalló la guerra y el Cuarto Ejército alemán se lanzó al ataque, esa misión política quedó en nada y las tres unidades empezaron a retirarse combatiendo hacia el sur, hacia posiciones más defendibles. En la retaguardia, la Brigada de Caballería Pomorska libró todo un día de choques con la 20ª División de Infantería Motorizada alemana a lo largo del rio Brda, obligando al comandante enemigo a pedir permiso para replegarse "ante una intensa presión de caballería”. A última hora de la tarde, el jefe del 18º Regimiento de Lanceros coronel K. Mastelarz mandó una incursión de dos escuadrones tras las líneas enemigas. Salieron a galope de un bosque, sorprendiendo al descubierto a un batallón de infantería alemana y cargaron al sable contra la atónita unidad enemiga, diezmándola. Al final llegaron unos autoametralladoras alemanes que dispersaron a las tropas montadas. Murieron unos 20 jinetes, incluido su comandante, y la caballería se retiró. Al día siguiente, se llevó al lugar a corresponsales de guerra italianos y se les dijo que los jinetes habían cargado contra carros de combate.
El mismo autor mostraba la anterior foto y comentaba:
El mito más arraigado de la campaña de 1939 es la historia de las cargas de la caballería polaca contra los carros de combate alemanes. En la foto, un regimiento de lanceros polaco durante unas maniobras previas al estallido de la guerra. La lanza había sido desestimada como arma antes del conflicto, pero seguía usándose en el entrenamiento.
Fuente: "La Invasión de Polonia: Blitzkrieg", por Steven J. Zaloga, Osprey Publishing, 2002, ISBN 978-84-473-5433-7
Artículo creado por ACB, el Mutie
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