En enero de 1936, Víctor Landesa y Rogelio Areces, artífices de otros carros Trubia, presentan un nuevo modelo de tanque ligero. Se consideraba una evolución del Landesa, un primitivo blindado surgido durante los años 30. El proyecto prosperó y comenzó a estudiarse su viabilidad de construcción en la fábrica de Trubia
El blindaje frontal era sin duda la característica única del carro. Se dividía en dos partes: una primera coraza de acero al cromo-níquel de 13 mm, un espacio de 25 mm denominado "entrehierro" (aire), y una última coraza interior de 3 mm. De esta forma, conseguía un grosor total de 16 mm, suficiente para soportar disparos de ametralladora, pero que no estaba preparado para aguantar los disparos de punta hueca, cosa que por otra parte no necesitaba en aquel momento histórico. El resto del blindaje tenía un grosor de 8 mm.
El armamento principal era un cañón de 40 mm instalado en una torreta giratoria, complementado por una ametralladora Hotckiss de 7 mm. El motor MAN D-0530 de 80 caballos le confería al carro una velocidad máxima de 42 Km/h. La tripulación estaba formada por 3 personas. Es curioso mencionar el estroboscopio situado en la parte frontal, que le permitía al conductor una visión amplia y continua del exterior.
El director de la fábrica de Trubia, el coronel José Franco, dio el visto bueno para comenzar a construir el primer prototipo. Sin embargo, el estallido de la Guerra Civil canceló la producción, sin haberse construido ni una sola unidad. Por suerte, este carro sería la base para otro mucho más conocido, producido en Vizcaya: el Trubia-Naval.
Artículo creado por Martillo
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