Es bien sabido que Stalin recibió alertas sobre la posibilidad de ser atacados por varios medios diplomáticos, NKVD, de Inteligencia, etc. De hecho, las grandes aglomeraciones de tropas alemanas en le frontera polaca-soviética no fueron encubiertas y tampoco sirvieron como aviso de lo que iba a suceder en breve. Los alemanes aprovecharon la falta de represalias para emprender más de 300 vuelos de reconocimiento sobre territorios de la URRS, lo cual causó numerosas protestas que no llegaron a ninguna parte. La embajada alemana en Moscú evacuó a todo el personal salvo al estrictamente necesario el 16 de junio de 1941 y para el 21 de junio no había ningún barco mercante alemán en puerto soviético.
Esta serie de hechos muestran la impasibilidad de Stalin frente a los continuos avisos que le llegaban día tras día por los diferentes medios que tenía a su disposición, pero la gran pregunta es por qué no hizo caso a todas esas alertas.
La reorganización del Ejército Rojo es un punto de partida a estudiar. Los resultados en Polonia y en la Guerra de Invierno frente a Finlandia no fueron los esperados y tras las purgas estaba habiendo una gran restructuración de todo el ejército. Stalin confiaba en que la guerra no sería hasta por lo menos un año más tarde, tiempo supuestamente suficiente para terminar esa reorganización. Para ello era indispensable evitar cualquier tipo de confrontación o provocación contra los alemanes.
Hubo también otras razones sobre la permisividad, como la desconfianza hacia los enemigos de Alemania que podrían estar pasándoles informaciones falsas para inmiscuir a la URSS en la guerra. Dado que Stalin no quería combatir hasta terminar la reorganización de su ejército, hacer caso omiso de estas informaciones era la mejor manera de ganar ese tiempo que necesitaba y por lo tanto se obviaban. En el caso de los aviones de reconocimiento, no se les disparaba ni atacaba para evitar posibles provocaciones a pesar de violar los pactos entre ambos países.
La URSS proporcionaba a Alemania materiales estratégicos y fundamentales para su economía. El petróleo soviético permitió a los alemanes llevar a cabo las movilizaciones masivas empleadas en Francia en 1940. Stalin consideraba, aparentemente, que el envío de estas materias primas era un incentivo para evitar la confrontación entre ambos. De hecho, la URSS envió recursos hasta el último día antes del inicio de la Operación Barbarroja. En los 18 meses previos a la invasión, Alemania recibió más de 2.000.000 de toneladas de petróleo, 140.000 toneladas de manganeso y 26.000 toneladas de cromo entre otras cosas.
El tema de las purgas tuvo una cierta repercusión en este asunto, pues el miedo infundido por éstas propició que algunos oficiales evitaran escribir informes sobre las violaciones alemanas de los pactos de transgresión de la frontera, bajo el miedo a ser considerados mentirosos y de intentar engañar al gobierno para entrar en guerra con Alemania como así consideraba las informaciones vertidas por Polacos o Ingleses.
Con Gran Bretaña en pie y la Operación León Marino siendo estudiada, algunos comandantes soviéticos consideraban que los soldados alemanes estaban entrenando la invasión de suelo inglés en una zona lejana a los bombardeos y que en el caso de querer ataca a los soviéticos, ese ataque iría precedido de un ultimatum pidiendo una mayor ayuda económica, por lo que no había motivos aparentes de una confrontación sin antes haber una vía diplomática.
Los combates contra Grecia y Yugoslavia retrasaron los planes alemanes para la invasión, lo cual provocó que los agentes de Inteligencia fallaran en sus informes sobre las fechas de ataque alemanas, desacreditando futuras informaciones sobre posibles ataques.
El cúmulo de informaciones falsas, el querer evitar provocaciones innecesarias y la permisividad del Alto Mando soviético, liderado por Iosif Stalen, fueron los principales causantes del fracaso institucional que tuvo la URSS en 1941, permitiendo a los alemanes prepararse para una guerra para la que ni unos ni otros estaban preparados.
Fuente: "Operation Barbarossa - Hitler's invasion of Russia 1941", David M. Glantz, The History Press, ISBN 978-0-7524-6070-3.
Artículo creado por ACB, el Mutie
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